Los sueños tienen su precio. Y Estéfani lo sabía muy bien. Pero también sabía que disponía del suficiente "capital" para alcanzarlos antes o después. Cada vez que salía a la calle la esquiva mirada de cualquier hombre con el que se cruzaba se lo recordaba
Y cuando conoció a Vigo, un publicista con ganas de "ganar más que cualquier multinacional pudiera pagarle en el mundo entero", juntos idearon mucho más que un negocio. Y por el camino, tuvieron que decir adiós a muchas cosas, quizás incluso a sus propios sueños.