Es curioso que incluso en este cruel mundo, los dragones también estuvieran destinados a tener una pareja eterna. Él creyó no tenerla y terminó encontrándose con ella en tierras extranjeras, esa persona que solo le pertenece a él. Ahora se ve luchando con instintos posesivos y pensamientos perversos, el dragón en su interior solo desea llevarla a su nido y hacerla suya. Lamentablemente el Rey del Oro lo pone a prueba, deberá demostrar que sus sentimientos son sinceros y no una satisfacción para complacer sus deseos.