A lo largo de su vida, Jimin a sufrido tantas decepciones amorosas que ya no cree ser capaz de volver a amar. Personas de buen corazón que terminaron lastimandolo, cabrones con cerebros de ave que solo jugaron con su noble corazón, superficiales que no se molestaron en conocerlo más allá de lo físico. ¿Cómo podía volver a amar después de tanto? Todas esas personas que pasaron por su vida habían convertido al chico de dulce sonrisa en un joven gris y apagado, que ya no creía en tal cosa como el amor. Él ahora era quien más sabía cuán ciego podía llegar a ser el amor. Sus amigos incluso lo detestaban cuando soltaba las verdades de sus posibles conquistas o parejas: "Solo quiere sexo", "te ve como un trofeo", "intenta olvidar a alguien utilizándote", "te engaña", "no es una buena persona para ti"... Sí, Jimin era realmente sincero, pero sobre todo escéptico a tal sentimiento. Al menos hasta que él apareció. -¿En serio no crees en el amor? -Sí, porque después de todo, ¿qué es el amor? Él sonrió. -Tampoco lo sé, pero podríamos descubrirlo juntos. Inexpresivo, como siempre, Jimin detuvo su caminar y esperó a que su acompañante lo mirara. -Primera jugada: Ser dulce para derretir el corazón de tu presa -soltó-. Buen intento, amigo. Sí, Jimin era muy sincero. Y también sería un hueso duro de roer para su pretendiente.