En el lúgubre año de 1941, en medio de la creciente sombra de la Segunda Guerra Mundial, la Alemania Nazi extendía su imperio del terror por toda Europa. Sin embargo, en las profundidades de las noches asoladas por la guerra, otra amenaza se alzaba: los monstruos que durante generaciones habían poblado las pesadillas del folclore europeo.
Consciente de su desventaja y de que la oscuridad ocultaba horrores aún más aterradores, el Reino Unido recurrió a una figura legendaria: Fumiko Van Hellsing. Esta ex-cazadora de monstruos, veterana de la Primera Guerra Mundial y conocida por ser la primera mujer y vampira en comandar un tanque, era aclamada por su valentía y temida por su eficiencia en el campo de batalla. Y ahora, en medio de la Segunda Guerra Mundial, volvía a tomar las armas.
Fumiko se dispuso a conocer a su nuevo equipo y su nuevo tanque, un Churchill MK VII equipado con un letal lanzallamas que bautizó con el nombre de "El Drácula". A medida que el tiempo avanzaba, este fiel tanque Churchill se fue transformando, adquiriendo una apariencia más sombría y ominosa, como si hubiera absorbido la esencia misma de las noches infernales de la guerra.
A lo largo de la contienda, Fumiko creó la Brigada Caza de Brujas, conocida como "Witch Hunt" en inglés. Esta unidad de tanquistas letales se especializaba en operaciones nocturnas, acechando tanto a los soldados alemanes como a los monstruos que vagaban en las tinieblas de la guerra. Sus uniformes, de un negro profundo, destacaban en la oscuridad y presentaban un parche con la imagen de una bruja surcando los cielos en su escoba, un símbolo de muerte que sembraba el terror entre sus enemigos.