Sí. Me enamoré de él. Traicioné mis ideales y a mí misma. Le ofrecí mi amistad y apoyo incondicional. Le di la confianza y cariño que no se daba a sí mismo. Le di la llave que abría el baúl donde estaban escondidos mi corazón y sentimientos. Le enseñe mi lado más vulnerable, ese que se preocupa por la gente que realmente le importa y quiere. Todo para qué, para que cuando menos me lo esperará me apuñalará por la espalda, dejándome con varias preguntas sin respuesta. O eso creía puesto que él no estaba en mis planes.