Era la víspera de Halloween en el pequeño pueblo de Larkspur. Las calles estaban adornadas con lámparas de calabaza, y un aire fresco y crujiente anunciaba la llegada del otoño. Para Mía, una joven de 12 años con una imaginación desbordante, esta festividad era más que simples disfraces y dulces. Era el día en que su creatividad cobraba vida.All Rights Reserved