Una decisión lo puede cambiar todo. Todo cambió el día en el que los vampiros se alzaron como soberanos de nuestro reino. Los humanos se vieron envueltos en una guerra que no era suya, una guerra en la que elfos, demonios, vampiros, sirenas y demás criaturas fantásticas lucharon hasta que solo hubo una raza ganadora: los vampiros. Al ser la raza más débil pese a las armas, los humanos tuvieron que sobrevivir como mejor pudieron: escondiéndose o huyendo del territorio hacia el norte, donde los dragones y el frío reinaban. Todos sabíamos que el reino sería un caos en el momento en que los vampiros se alzaron victoriosos, pero jamás pudimos imaginar cuán horrible terminaría siendo la situación para los humanos. Los vampiros cerraron la frontera del Gran Continente, nadie podía entrar o salir, ya fuera elfo, hombre lobo, demonio o cualquier otra raza fae. Solo los vampiros podían entrar y salir del territorio, y todo con un único propósito: demostrar su superioridad y soberanía. Mi familia no pudo huir cuando comenzó la Guerra Mágica, no disponían de los recursos para ello, así que simplemente les tocó sobrevivir como pudieron. Han pasado casi quinientos años desde que terminó la Guerra Mágica, casi quinientos años en los que los vampiros se han mantenido al mando de todo, y casi quinientos años en los que los humanos no hemos sido nada más que esclavos y comida.