Mirando hacia atrás, se encontró con un par de ojos deslumbrantes y una sonrisa con dos colmillos sobresaliendo. -¡Hola, Daozhang! -El niño no se inmutó al ser encontrado, saludó con alegría y trotó hasta pararse a dos pasos detrás de Shen Qingqiu. Shen Qingqiu sintió una mala premonición: -¿Qué quieres? -¡Llévame contigo! -No. ... ¡Discípulo de Qing Jing Xue Yang!