En Zipangu, donde el frío atardecer poco a poco desaparece, reinando la noche en su lugar, se encuentra una batalla de antaño, donde una ochimusha está tiesa en ese lugar ya olvidado por el tiempo.
Debido a una maldición o arrepentimiento, ella no puede moverse de allí, no tiene oportunidad para hacer nada, simplemente ver hasta donde sus ojos le permitan ver.
... Hasta qué él apareció.
Un hombre con una armadura negra que lo cubre totalmente, se aparece ante ella, observándola en silencio.
¿Será esta su nueva vida, servirle a un extranjero por la eternidad? ¿O habrá algo más además de la servidumbre y la lealtad?
[La imagen de la portada no es mía, créditos a su respectivo autor]