Agna Müller su vida transcurría completamente normal, queria terminar escuela, estudiar una buena carrera y no meterse en ningún problema, hasta culminar los estudios, deseaba seguir siendo la chica invisible, la que nadie veía, de esas que pasan por la vida desapercibas y lejos de problema.
Hasta el día en que el chico malo de la escuela se fijó en ella, una apuesta, llegó a cambiar sus vidas por completo.
Cristopher Walker es el chico malo, caprichoso, arrogante, millonario, egocéntrico, que ninguna chica le dice que no, de hecho, nadie le puede decir que no, hasta que conoce a Agna, ella llega a cambiarle la vida, a meterse en su cabeza, hasta rayar en la obsesión y hará todo lo que esté en sus manos por hacerla suya.
El típico cliché chica buena, chico malo, diferencia de clases y todo aquello que es tan romántico, pero... siempre es bueno cuando las cosas no son tan color de rosas, ni tan románticas, la oscuridad suele llamar más la atención, lo malo, lo prohibido, esos toquen candentes y esos deseos ocultos.
"Dicen que todos los chicos buenos van al cielo, pero los chicos malos te traen el cielo a ti"
¿Te gustan las historias cliché, pero no con el romance vainilla típico?
Jimin habia sido siempre el sujeto correcto. Soltero, sin hijos pero con una enorme fila de pretendientes a la espera de una migaja de su atención.
No esperaba pasar desapercibido cuando había dejado la comodidad de su hogar, demasiado cómodo y aburrido, para terminar en ese bar que apenas había abierto. Decidió darle una oportunidad, pero no podía hacerlo sin sentirse estresado por la prensa y las cámaras. Sí, era un conocido actor, modelo y dueño de una marca de ropa. Era alto, guapo y de cabellos rubios. Era deseado por cada persona que pasara a su lado y él no podía sentirse mas aburrido. Su familia presionaba con una boda,hijos, pero nunca habia llegado. Jimin fingía todo el tiempo, con sus padres y hermanos, en la iglesia y en el trabajo.
No tuvo que mentir luego de la primer noche en aquel bar. Park Jimin no estaba ni enterado del tipo de eventos que sucedían en la segunda planta.
Aprendió a las malas, y descubrió que la única persona que había visto detras de su máscara iba a liberar algo dentro de él, a pesar de tener que estar esposado.
A sus veinticinco años, se había cansado de vivir mintiendo. Y ahora, era el momento de dejar de fingir.