Si pensamos en un colegio a todos nos viene la imagen de aulas con pizarras, mesas para que los niños se sienten de dos en dos y mogollón de cosas colgadas por las paredes, que si carteles con dibujos, relojes, las vocales... todo un museo puesto a disposición de los niños que va variando en sus exposiciones según van avanzando de curso.
Parece curioso que otra de las imágenes que primero salta a las cabezas de la gente sea la de los niños y niñas jugando al fútbol en el patio, otros que corretean sin dedicarse a un juego en concreto, incluso los hay, si nos vamos a cursos más superiores, que aguantan la media hora de recreo sentados charlando de sus cosas.
Puede que incluso en algún caso se nos pase por la mente pensar en la figura del profesor, ese chico o esa chica que ocupa una mesa grande con la silla más cómoda de toda la clase y al cual los niños ven como una escisión de sus padres, seguramente haya alguno que incluso pase más tiempo con su profe que con sus padres.
También está más que claro a estas alturas que no es lo mismo dar clase en primero de primaria, que en quinto o sexto. Mientras unos apenas saben leer y escribir, otros empiezan a rozar la temida adolescencia y empiezan a notarse pequeños cambios que avecinan la tormenta que está a punto de llegar.
Pero hay una figura en la que nadie repara. ¿Qué coño es un orientador u orientadora y qué pinta en el colegio? A veces ni los propios profesores lo saben, pero la realidad es que a veces incluso hacen más por los niños y las niñas que sus propios tutores.
Lo que tampoco la gente se imagina, es que entre reuniones, excursiones y guardias de patio, se forman vínculos entre las personas que a veces no son precisamente fáciles de entender. Al menos para algunos.
Arthur Zaens, un multimillonario frío y desalmado que ha vivido en la oscuridad desde la desaparición de su esposa, dejándolo solo con sus dos hijas gemelas. Desesperado por encontrar una niñera que cumpla con sus estrictas expectativas, Arthur conoce a Lía, una ex escritora y editora recomendada por un amigo. Aunque su relación comienza de manera conflictiva, con discusiones y malentendidos desde su primer encuentro en un bar, Lía se convierte en la persona que poco a poco transformará la vida de Arthur y de sus hijas, desafiando su frialdad y cambiando su mundo para siempre.