Despierto empapada en sudor, una vez más. Como cada dia desde hace casi 1 año la misma pesadilla de siempre. Ella y yo, mismo final. La misma angustia, la misma sensacion de asfixia. Desde que ella ya no esta.
Tengo pendiente la visita con el Doctor del coco (como me gusta llamarlo) o Psicoterapeuta (como le gusta llamarlo a mi madre), pero, ya incluso antes de conocerlo sé que no sera una buena idea.
Que no funcionara, como no funciono con la lista interminable de doctores del coco que me han visto antes.
¿Será que no hay solución? ¿Sera que no tengo arreglo? ¿Sera que este es mi castigo?
Vivo en modo piloto automático, así es más fácil.
No me doy la opción de sentir, de vivir.
Y entonces llega él..