Sigo esperando a que llegué el día. ¿Debería esperar más? Arturo... el amor de mi vida, al que dejé ir una vez, se va, se va de nuevo. ¿Y qué hago yo con tantas responsabilidades? No puedo simplemente correr tras de él y dejar tirado todo, ¿O sí? No tengo la libertad de huir con él y admitir lo que sigo sintiendo. Estoy atada, unidad a una vida que... no es la vida que siempre soñé. Se aleja, se aleja cada vez más, veo su definida espalda cada vez más pequeña a la distancia. Si tan solo volteará... hazlo, Arturo, voltea hacia mí y corro a tus brazos sin pensar en nada, ni en nadie más. Solo voltea, antes que las gotas de lluvia caigan, en este día de invierno que hela mi cuerpo. Sabes cuánto odio el frío, Arturo. Dos rumbos que una vez fueron uno, dos rumbos que alguna vez estuvieron unidos por los sentimientos que son amor, dos rumbos que un día estuvieron juntos, yendo hacia una misma dirección, pasaron de ser uno a alejarse, al punto de perderse el uno del otro. ¿Qué somos, Arturo? ¿Dos amantes que se perdieron en el camino? ¿O adolescentes que se quedaron prendidos al pasado? ¿Cómo saber si ya hemos madurado? Voltea... Somos rumbos perdidos... ¿Podemos volver a encontrarnos?