Es el último año en que el nombre de Felix pueda ser llamado el primero de junio. La ansiedad que lo lleva acompañando desde los doce años explota cuando su nombre es exclamado y se ve obligado a subir al escenario para ver la ciudad donde ha crecido por última vez. El miedo lo consume, pero de una cosa está seguro: debe regresar a casa y no puede dejar que nadie se lo impida. También es el último año en que Hyunjin pueda ser nombrado. Corriendo la misma suerte, se encuentra al lado de Felix en aquel escenario. Pero a diferencia del rubio, su objetivo no es volver a casa, sino lograr que su compañero sea quien vuelva ileso a su pequeña tienda de telares. Dos tributos, secretos y horrores que están por ver. El dolor se volverá su acompañante, ¿si quiera sabrán manejarlo? Ni si quiera saben si serán capaces de sobrevivir, o lo que puedan hacer para ello.