Aidan McLaughlin vive únicamente para una cosa: la venganza, que se disfraza de justicia. En su pasado, alguien le arrebató todo lo que le importaba. Ahora es un hombre sádico, frío y cruel. Atormentado y al borde de la locura, Aidan se esconde detrás de la máscara del demonio, anhelando su liberación.
Kenneth Sullivan ha sido testigo de la peor cara de la maldad. Secuestrado y convertido en la mascota de un esclavista, ha perdido toda esperanza. Con sus padres muertos y sus hermanos desaparecidos, lo único que puede hacer es rogar al cielo por fuerzas, porque sabe que las necesitará. Su amo es un monstruo que disfruta torturándolo y, tan indefenso como está, Kenneth solo puede cerrar los ojos y soportar el dolor.
El destino quiso que se cruzaran sus caminos.
Cuando Aidan es enviado para eliminar al traficante de esclavos más peligroso del país, no espera encontrarse con aquellos ojos grandes que lo miran con gentileza. Decidido a protegerlo, Aidan lo acoge como un invitado. Kenneth, con su dulzura innata, se va metiendo poco a poco bajo su piel, empujándolo cada vez más al borde. Aidan se encuentra a sí mismo en una encrucijada, tratando de decidir entre el amor, la moralidad y lo correcto.
Mi nombre es Noah Patterson, tengo 19 años, soy un joven estudiante que bajo los efectos del alcohol interrumpió la importante boda de un mafioso, esto luego de que mis vengativos amigos me retaran a besar a un hombre que en ese momento se estaba casando y que parecía aburrido de su propia boda.
"Si ellos realmente se aman no terminarán" pensé estúpidamente, sin llegar a imaginar que me convertiría en su esposo en contra de mi voluntad. "Nos has metido en un lío tremendo, se suponía que Jack debía casarse en un plazo de 30 días y arruinaste la boda" comunicó su padre "Tendrás que casarte con mi hijo"
Negarme no fue una opción, padre e hijo pertenecen a la peligrosa mafia que lograba espantar a la propia policía. "Espero que seas tierno conmigo, mi amor" le mencioné tras recibir el anillo. "No te preocupes, puedo ser tierno con las perras" respondió, iniciando así nuestra inusual e inesperada historia.