Punto y aparte

Amelia Ledesma siempre supo que Luisa Gómez era el tipo de mujer con la que era mejor poner puntos finales a cualquier posible historia con ella, ya que solo le bastó una mirada para saber que la rubia era experta en robarle latidos a cualquier corazón que se le atravesara en el camino.
Sin embargo, antes de hacerle caso a las advertencias que se interpusieron en aquel primer encuentro, la morena prefirió escribir su historia de amor a través de las rimas presentes en las manos de la menor.
Más de ocho años después del borrador de esas primeras líneas, ambas se encuentran en ese terreno minado lleno de balas perdidas que sembró su divorcio, donde ambas saben que cualquier paso en falso puede ser el que destruya para siempre los vestigios que aún quedan en pie de sus ciudades fronterizas.
Pero a veces un punto no marca el fin de una historia sino que más bien es tan solo un punto y aparte que marca el comienzo de un nuevo párrafo.