Shen Yuan podía decir con seguridad que el nuevo gimnasio al que se había apuntado (contra su voluntad) no era lo suyo. No tenía ni idea de lo que estaba haciendo, no podía hacer ningún ejercicio sin sentir que se iba a morir y probablemente iba a recibir una paliza del empleado injustamente guapo que no dejaba de mirarle. Por desgracia, Shen Yuan sabía que tenía que aguantar un poco más. Y quién sabe, ¿quizás encontraría una razón para quedarse? Capítulos: 20. Estado: traduciendo.