En la Madriguera, la llegada de Jack, el séptimo hijo Weasley, debería haber sido motivo de alegría, pero la verdad dolorosa de su origen marcó su vida desde el principio. Criado en un hogar donde la violación teñía su historia, Jack enfrentó repulsión y rechazo desde sus primeros días, convirtiendo la Madriguera en un laberinto de gritos y desprecios.
La carta de Hogwarts, lejos de ofrecer escape, condujo a Jack a Slytherin, donde amistades tenebrosas como Parkinson, Malfoy y Zabini lo sumieron en la maldad. La sombra de Voldemort pareció ofrecer respuestas en un mundo que Jack percibía carente de bondades y amores.
La entrada de Hermione Granger, una bruja Gryffindor decidida, desafiando su perspectiva, sacó a Jack de la oscuridad. Aunque desconocían que sus destinos se entrelazarían más de lo imaginado, juntos enfrentaron secretos sepultados y peligros, comprometiéndose a liberarse de las sombras que acechaban a los Weasley.
Hermione, con determinación inquebrantable, se comprometió a rescatar a Jack de la espiral de violencia, incluso encadenándose a su vida tumultuosa. El prólogo de su historia estaba marcado por la tragedia, pero también por la posibilidad de redención y amor en un mundo que aún conservaba la magia de la esperanza.