Ni siquiera los escritores famosos y admirados como Oscar Wilde están libres de los bloqueos creativos. ¿Su problema? No puede imaginar el rostro de su próximo protagonista, un joven que encarna la belleza y la tentación, y que será el eje de su obra maestra. Sin embargo, Aziraphale parece tener la solución cuando la imagen de un joven de cabello rojizo y ojos amarillos aparece en su cabeza.
"Tal vez si él hubiera logrado observar el retrato completo en su imaginación habría distinguido la figura que su mente le presentó y no la habría compartido con Wilde. Porque sin ser consciente, Aziraphale creía que la belleza tenía forma física, y ajeno a la conversación que ocurrió dentro de la casa de Oscar Wilde, el ideal de belleza de Aziraphale existía y andaba suelto caminando distraído por las calles de Inglaterra".
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Creditos del fanart de Crowley en la portada: henrikz.art en ig.