Siempre supo que su cruel destino será aquel infierno de llamas rojas color carmín, lugar nauseabundo que habita debajo de sus pies. Más no esperó que dicho averno reside con avidez en los brillantes ojos de su ahora nueva y única perdición.
El destino hizo su jugada una vez mas, y ésta vez no tuvo clemencia.
El villano no anticipó que su infierno estaría caminando en la tierra, viéndose tan tentador y fuerte que lo sucumbió sin poner resistencia.
Con falsa esperanza, esperó que aquellas llamas que ella representaba no lo quemaran con tanta fuerza.
El fuego no quema, quema si te acercas mucho a el.
La pureza de un ser inocente que nace con el, puede corromperse solo si se juega malignamente con ella.
Y... dos personas corrompidas y sin inocencia, pueden amar, pero bajo su propio concepto de amor que para ellos, en su intimidad; en su cabeza... en su propio mundo, es genuino y puro.
Dicho amor el cual no siempre es sano, y sobre todo... Bien visto por aquellos que no están rotos por dentro.