Los villancicos pegadizos e irritantes ya empezaban a sonar en Townsville, los anuncios color rojo y blanco empalagosos de amor ya comenzaban a transmitirse, y la mención de la palabra "regalos" ahora estaba en la punta de la lengua de los santurrones. No obstante, a ellos, los tres niños más traviesos de la ciudad, no les aguardaba la llegaba de San Nicolás.
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