Mi nombre es Aoi y siempre pensé que mi vida era monótona y carente de emoción. Sin embargo, un día lluvioso, todo cambió cuando me topé con un peculiar café maid. La curiosidad me envolvió y decidí entrar, esperando tener una experiencia única. Pero lo que encontré dentro de aquel lugar superó todas mis expectativas.
Presencié a personas sonrientes y felices, sumergidas en un ambiente cálido y acogedor. La maid que me atendió despertó en mí una sensación de pertenencia, como si hubiera encontrado un lugar donde verdaderamente encajaba. Fue entonces cuando tomé una decisión: abriría mi propio café de mayordomos, dirigido especialmente hacia un público femenino.
Con la ayuda de mis amigas, conseguí abrir el café y empezar esta aventura de ensueño. Buscar el personal adecuado fue todo un desafío, pero fue ahí donde conocí a Darien, el enigmático mayordomo que cautivó mi mirada desde el primer instante. Aunque mi corazón se sintió atraído hacia él, las reglas del café nos obligaban a mantener una relación estrictamente profesional.
Darien era perfecto en todos los sentidos: guapo, amable y respetuoso. Parecía un príncipe encarnado. Sin embargo, poco a poco descubrí que detrás de su encantadora apariencia se ocultaba un lado oscuro y retorcido. Su objetivo era divertirse a costa de los demás y, desafortunadamente, me había convertido en su nueva presa.
No tardó mucho en ganarse mi confianza y atención, pero lo que no sabía en ese momento era que mi sueño romántico se convertiría en una pesadilla. Sumergida en un tóxico y desesperante romance, me vi envuelta en un torbellino de manipulación, confusión, tristeza... Darien pudo destruir no solo mi vida, sino también la de aquellos que me rodeaban.
Darien tenía un poder sobre mí que eclipsaba cualquier advertencia. Sin saber todo lo atroz y cosas horribles que nos esperaban
Recordó las palabras del médico "lo encontraron casi muerto" "es un milagro", abrió lentamente sus ónix observando a la nada, él no debería estar vivo, no merecía estarlo, había hecho demasiado daño, era un asesino, un criminal, apretó su puño con frustración recordando aquella vez en su infancia cuando se lanzó al precipicio "nadie en verdad desea morir" no, él en verdad deseaba morir, tragó pesado sintiendo lágrimas caer de sus ojos y rodar por su mejilla, él debía morir ¿Por qué la vida se aferraba a mantenerlo en existencia?
*Esta historia es mia, prohibida su copia y reproducción*
*Naruto y sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto*
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