La Santa Trinidad el viaje del antihéroe

Maldita sea, este mundo que solía ser tan tranquilo y hermoso, con sus paisajes medievales y toques modernos, ahora se encuentra al borde de una nueva era: una era de guerra y destrucción. Como si alguien hubiera pulsado el botón de "modo apocalíptico".

En medio de todo este caos, hay una apuesta personal en mi mente: los esperantos. Criaturas tan duales que podrían darte un abrazo reconfortante o clavarte una daga en la espalda, dependiendo de tu estado de ánimo. Son capaces de dar bondad, sí, pero también de mentir con la cara más inexpresiva del universo y, si es necesario, de exterminar a los demás sin pestañear. Son como tu mejor amigo y tu peor pesadilla en un solo paquete.

Pero lo que realmente me importa en todo este caos es esa chiquilla. Cruel ironía, ¿verdad? En medio de la destrucción y la batalla, hay una niña, una lucecita de esperanza en un mar de caos. Mi mayor deseo es que los esperantos ganen, que esta banda de seres dualistas logre sobrevivir y encontrar su lugar en este desastre. Después de todo, son capaces de dar la vuelta a la tortilla con estilo.

Lo más importante para mí es que la niña no solo sobreviva, sino que tenga un lugar que pueda llamar hogar. En este torbellino de guerra, espero que haya un rincón seguro donde pueda crecer y vivir su vida, lejos de todo este desmadre.