En los confines de la memoria, donde las notas del pasado resuenan como ecos distantes, se encuentra una historia de amor y música. Una melodía que se teje entre los acordes de las guitarras, el ritmo de la batería y las letras que narran los suspiros del alma. En un rincón de la ciudad, donde las luces destellaban con timidez y las calles resonaban con la energía de la juventud, nació una banda llamada "Tokyo Manji Gang". Un grupo de jóvenes talentosos con sueños tan vastos como el cielo nocturno. Mikey, el vocalista carismático; Kazutora, el bajista apasionado; Chifuyu, el guitarrista enérgico; y Draken, el leal protector. Pero entre las notas y los acordes, una figura destacaba, no solo por su habilidad para llevarlos al éxito, sino por su papel detrás del telón: Kanami. Ella no era solo la representante de la banda; era la fuerza impulsora detrás de su éxito. Kanami entendía cada matiz de la música, cada anhelo de los músicos y, sobre todo, cada latido del corazón de Keisuke, el nuevo baterista que se unió a la banda como un eco distante que se convirtió en armonía perfecta. Su amor floreció en la sombra de los reflectores, pero como todas las historias de ensueño, la realidad a menudo se entrelaza con las aristas de la desdicha.