En medio de la habitación, sus palabras resonaron como un susurro cargado de amargura. Miré fijamente sus ojos, que destilaban una mezcla de desconfianza y dolor. "Si no estás seguro de lo que querías, no me involucres en esto. No soy un juguete con el que puedas jugar", pronuncio. El silencio se apoderó del espacio, dejando la complejidad de emociones enredadas entre dos almas.All Rights Reserved