Ella lo veía en su día a día atravez de sus ojos de cristal azules, no supo en qué momento tuvo conciencia, pero desde ese momento deseo poder estirar su mano y limpiar las lágrimas de aquel rubio que empezó a amar.
Gi-Hun busca acabar con los Juegos, pero no sabe que In-Ho, el hombre tras la máscara, arriesga todo para protegerlo. Entre la tensión de los retos y las miradas, ambos se acercan peligrosamente, atrapados entre el deseo, los secretos y un sentimiento que podría destruirlos.