"hola casi nunca hago esto pero quiero denunciar publicamente a Román Riquelme de Don Torcuato. al principio me pintó todo color de rosa y resulta que-"
Así arrancaba Pablo el posteo en su muro de Facebook esa tarde calurosa de Febrero, tirado en el sillón reclinable del patio de su casa con la computadora arriba de la mesa, bajo el toldo, con el tereré de un lado y un plato con medialunas en el otro, todo mientras sus padres charlaban en las camas inflables, flotando por la pileta. Estaba usando unos shorts negros y la remera de Boca que le dió su...¿novio? hace un tiempo -a pesar de la mala cara que le pusieron sus padres al versela puesta-, el aroma del desodorante Axe todavía impregnado en la tela que era como droga para él. Sus dedos flacos y largos se movían incesantemente por sobre el teclado, y sus cachetes se ponían cada vez más colorados a medida que recordaba los incidentes que lo llevaron a este momento.