A Max no le importaba enamorarse, siempre veía a su alrededor parejas aparentemente felices y, la verdad no le molestaba en absoluto, amaba la soledad en ese sentido. Nunca había deseado tener alguien con quién poder besarse, que le recuerde cada día que lo amaban o incluso tener discusiones tontas sobre quién quería más al otro (lo cuál era ridículo, ¿quién peleaba por eso?). Pero todas esas opiniones cambiaron por completo cuando la empezó a conocer más a ella, Ema. Comenzó a hacer exactamente todas esas cosas que en su momento creía innecesarias. Empezó a interesarse más por sus conversaciones respecto a música, o sobre la pasión que tenía por el cine y el arte, con tal de escucharla. Poco a poco la comenzaba a conocer más y mientras el tiempo avanzaba su interés por Ema crecía. A sus ojos, solo existía ella, pero... ¿a los ojos de ella solo existía él?All Rights Reserved
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