Costumbre. Rutina. Monotonía. Así se había vuelto la vida para Sarah Davis. Una cantante estadounidense que estaba por empezar dentro de unos meses su gira mundial. ¿Que era lo que la tenia estancada? La razón se hallaba a su lado en la cama. Dicen que a veces, en una relación, hay una persona que se aferra y da más que la otra, con la idea de poder así, estabilizar lo que ambas partes construyeron. La cosa era que ya estaba destruido. Sarah se aferraba sabiendo que había batallado por algo sola y nuevamente daba todo por alguien que no daba ni la mitad. Incluso abandono las ideas de formar una familia y casarse, algo que soñaba desde que era una niña. Era hora de avanzar y ella no sabía si estaba lista para eso. Grant Bennett estaba en el pico de su carrera, todo el mundo (los conocedores o fanáticos del fútbol americano) lo admiraban, no solo había ganado el Super Bowl del año anterior, si no que, había roto un par de récords. Las fiestas eran su día a día, las mujeres también. Parecía la vida perfecta para el. Hasta que se encontró con ella.