En el intrincado laberinto de la vida, cada ser humano se adentra en un viaje plagado de experiencias emocionales diversas. A veces, nos enfrentamos a situaciones que despiertan risas, otras que provocan lágrimas, y algunas nos sumergen en el vasto mar de nostalgia y depresión, dejándonos perdidos, sin rumbo fijo. En esos momentos de incertidumbre, la búsqueda frenética de respuestas se convierte en un anhelo desesperado por hallar una luz que guíe el resurgir de nuestras locuras, ancladas en la oscuridad mental.
¿Y qué mejor manera de encontrar esa luz que a través de la escritura? Cartas y reflexiones dirigidas a uno mismo se convierten en puentes hacia el yo interno, una conexión profunda con la esencia que yace en nuestro ser. En la pluma, encontramos la herramienta para explorar las complejidades de nuestras emociones, desentrañar los laberintos de la mente y, al fin, hallar la esperanza que nos permite emerger fortalecidos de las sombras que amenazan con consumirnos. En cada palabra escrita, se gesta el renacimiento, una afirmación de que, incluso en los momentos más oscuros, la luz propia puede ser avivada.
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...