Vivir aquí es una aventura y nadie nos prepara para ella. Simplemente, un día aterrizamos en este lugar llamado tierra y aquí es donde decidimos que es lo queremos y no hacer. Hay días buenos y malos; sin duda alguna, los malos abundaron entre los míos. Morir podría ser la solución para todos los problemas, sencillo de creer y difícil de aceptar; sin embargo, la austeridad de la vida y la valentía son dos cosas totalmente distintas que a cada momento me suspiran al cuello. Tomar una soga y hacer un nudo es fácil; la parte complicada inicia cuando tienes que ponerla alrededor de tu cuello. Subirte a una banca es sencillo y dejarte caer al vacío es mortal. No podemos tener siempre la verdad de lo que puede o no pasar, de los millones de reacciones futuras que puede desatar una simple y sencilla acción. Pero sí tenemos la certeza de que siempre hay un ¿Por qué? Y un ¿Para qué?