Do Kyungsoo fue vendido como un Lotto al clan de las serpientes tan pronto como cumplió los dieciséis. ¿Qué le esperaba en el castillo de las serpientes? Kyungsoo no lo sabía. Había sido colmado de mimos desde su nacimiento, irónicamente, nunca pensó que el trato que recibió por su familia fuera porque planeaban venderlo. Ser miembro del Harem de las Serpientes no era precisamente el sueño de Kyungsoo, sin embargo, tras conocer a los tres señores del castillo, sus ideas fueron cambiando lentamente. Sus padres siempre le habían dicho que un Lotto debía ser casto y puro, pero en el harem de las serpientes, era diferente. Kyungsoo no necesitaba ser casto, tampoco puro. De hecho, cada uno de sus esposos le enseñaría los deseos que su cuerpo había estado susurrando y Kyungsoo se vería completamente hundido en el deseo, el placer y la lujuria.