Una deuda inesperada llega a mi vida.
¿Quién diría que mi propio padre fuera la causa de mis problemas?.
- ¡¿Espera qué?!. Yo no tengo la culpa no.....
- Lo siento preciosa pero deuda es deuda y de alguna forma u otra, debe ser saldada.
Dinero.....la causa de todo. La causa y la razón por la cuál no le ví sentido a la vida y estuve entre cuatro paredes sin poder hacer NADA. Una celda mi refugio, un colchón inflable mi cama, una bata de hospital mi ropa, un grillete de compañero y una rutina asfixiante.
¿Pero quién diría que podría pasar de mal a peor?.
- ¿Me iré de aquí?..
- No lo creo.
Estaba mal, todos estaba mal, yo.... estaba mal, ¿y si acabo con éste sufrimiento?.
- ¡Mátame! te lo suplico.
- No puedo hacer éso, ¿dónde estaría la gracia si te mato?.