- Eres un estúpido - Los ojos oscuros de Víctor me miraron de manera disgustada. - Hermano ¿Te gustaría recordarme por qué no puedo apuñalarla?- Quitó sus ojos de los míos para mirar a Alex quien venía con una manta y una taza de té caliente para mí. - Porque es nuestra amiga.- Me envolvió en la tela y me regaló su cálida sonrisa de siempre. - Ah si, cierto. - hizo una mueca y desabotonó la muñeca de su traje. - siempre se me olvida. - Imbécil - murmuré dándole un sorbo a mi bebida. - Te escuché - dijo irritado. - Me complace.