Amar a Lestat fue una experiencia intensa y apasionada que nunca antes había experimentado con ningún otro hombre. Desde el momento en que lo conocí, su presencia magnética y su encanto irresistible me atrajeron de una manera que no podía ignorar. Me encontré perdidamente enamorado de él, dispuesta a seguirlo a donde fuera y a enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en nuestro camino. Pero a medida que nuestra relación se desarrollaba, me di cuenta de que amar a Lestat no era tan simple como parecía. Él era mi salvador y mi verdugo al mismo tiempo. Por un lado, me hizo sentir amado y protegido, como si finalmente hubiera encontrado mi lugar en el mundo. Él era mi familia, mi refugio en medio de la tormenta.
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