No importaba que tan difícil fuese respirar, que tanto doliese la punzada en su costado y que tantas veces su cerebro le suplicara a su cuerpo que dejase de correr. Ante la voz de mando de un alfa, un omega solo podía obedecer. Aquella orden se rompió nada más llegar a casa a salvo, pero para entonces ya era demasiado tarde para Jimin quien se había quedado atrás y como resultado había sido secuestrado.All Rights Reserved
1 part