Para Michelle Vaughn nada ha sido fácil, el Dolor la transformó en alguien que no le importa nada. Nunca ha sido prioridad de nadie, ni siquiera de ella misma, la sociedad se encargo de hacerla miserable, sintiéndose insignificante y repugnante Incluso su papá la hacía sentir así. Pero al parecer faltaba la cereza del pastel, Ricky Roberts (si un chico) que para bien o para mal le enseñaría a Michelle que la vida sigue, le enseñaría que ni el dolor, sufrimiento, tristeza o incluso la felicidad es para siempre.