Mantenerlo en secreto parecía lo mejor para ambos, de esta manera, ninguno de los dos se involucraba demasiado y por ende, ningún corazón saldría herido. Los dos sabían que tenían que guardar bajo llave su pecado, pues cumplir la penitencia de éste, sería cruel e innecesario. La oscuridad se volvió su mejor amigo, el silencio su cómplice y la discreción, su mayor arma.All Rights Reserved