Al cabo de un par de meses, Emanuel, volvió a ver a la mujer que tanto odiaba en su vida. Su esposa. O, mejor dicho, su exesposa.
Comprobó así que, ella ya no era la misma que él había corrido de su casa. Ella se había cortado el pelo y hecho esas cosas que solían hacerse las mujeres en las uñas. Se veía distinta, más bonita y más... Feliz.
Si, aquella mujer se veía feliz. Lo que era peor: era feliz SIN ÉL.
Ese detalle, la hizo odiarla aun más. Porque él odiaba la felicidad. Sobre todo, si esta provenía del insignificante hecho de que era gracias a estar lejos de él.
Esa sonrisa en su rostro, no se la pensaba perdonar.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.