El cura daba comienzo al rezo de la mañana con voz firme y segura, juntando sus manos, agachó un poco la cabeza y cerró sus ojos ㅡ Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofenzas cómo nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del- ¡Y líbranos del bien, Amén! Aquella voz que retumbó por toda la iglesia hizo que toda la gente volteara a ver hacía la entrada queriendo saber de quién había sido la mala educación y falta de respeto ante la oración. Sorprendidos de ver al chico parado ahí con los ojos totalmente blancos y una horrible sonrisa amplia se congelaron, mientras que el cura lo único que podía hacer era rezar en voz baja.All Rights Reserved
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