Cobrando Codicias, cobrando rencores

Siena parte de su barrio en busca de un futuro mejor. Todo lo que tenía: tres viejos vestidos, una cajita de madera de recuerdos y muchas ganas de salir adelante.
Las palabras de su padre, «Aquí o en la China, Esme, siempre serás una fracasada» se repetían en su mente, pero era ese una fuerza que la alimentaba para ser más, mucho más de lo que era. Cambió su nombre y se hizo la idea que era ella contra el mundo. Pasó millones de dificultades y maltrato, pero logró estudiar una carrera universitaria: ingeniería mecánica. Las dificultades se incrementaron, pero ella lo logró. Su próxima meta: conseguir empleo en el corporativo de sus sueños, ECar. Siena firma un contrato de trabajo, presa de sus sueños, que le hace volverse propiedad de Erling Savage, dueño de ECar.

Erling fue el novio de Siena en su viejo barrio. Hace algunos años estuvo dispuesto a dar lo que fuese necesario, para que su chica fuese feliz, pero fue Siena la que lo rechazó por no querer aguantar el proceso.
«El amor no llena barriga, no paga rentas» dijo ella.

El que antes fue un chico sin futuro, se levantaba como un exitoso empresario. Ahora él la atraería, para cobrar todo el rencor que cargaba y hacerle cobrar a ella toda su codicia en el pasado.