Nunca, ni en mis más locos sueños, imaginé que mi tranquila y aburrida vida se vería trastocada por la aparición de un guapo acosador que dice ser mi alma gemela. La última vez que revisé los hombres lobos no existían ¿cierto? Cuando la ví por primera vez en aquel bosque, lo sentí, supe que era mía en todos los sentidos, y que estaba dispuesto a todo menos a dejarla escapar.