Habíamos experimentado el inicio de mil muertes y mil resurrecciones. Todo en tan solo tres minutos. Sí, tres minutos, lo que puede durar una canción feliz y movida; lo que puede durar un beso apasionado; lo que puede durar una persona riendo a carcajadas. Podías experimentar cosas así de hermosas en tres minutos. Todo se dañó en tres minutos.