Nareia, hija de dos mundos
Después del Gran Colapso, todo se perdió: conocimiento, culturas, costumbres, historia... nadie sabe cómo ocurrió, ni cuándo exactamente. El mundo quedó reducido a ruinas, sin memoria ni dirección, pero de ella surgio la magia.
De entre las cenizas solo sobrevivieron fragmentos simples: algunas formas básicas de conocimiento, y una chispa de supervivencia que permitiría reconstruir desde cero.
Pasaron 2302 años desde el colapso, pero la historia moderna comenzó 212 años atrás, cuando el mundo finalmente se estabilizó. Desde entonces, las razas comenzaron a reemerger.
Los humanos y los demonios fueron las primeras en consolidarse como fuerzas dominantes. Mientras los humanos eran numerosos, su magia era simple; los demonios, aunque menos, poseían un poder mágico brutal y agresivo.
Los valkirins, semihumanos felinos, fueron perseguidos por los humanos desde los inicios de esta nueva era. Nadie sabe el origen de tal odio; simplemente eran cazados sin razón. A pesar de la resistencia de algunos humanos a esta práctica, la mayoría los desprecia, y otros desean verlos desaparecer. Esta persecución constante impidió que los valkirins pudieran construir grandes asentamientos, obligándolos a sobrevivir en pueblos remotos, lejos de los centros de poder.
En las profundidades de los océanos, antiguos relatos hablaban de seres colosales, seres que traían desgracias con un poder mágico, enorme, irreconocible y diferente a los seres de la superficie.
Por otro lado, en las montañas o lugares más remotos y de difícil acceso, comenzaron a aparecer espíritus qué después se les comenzó a llamar como Éthereals, casi imposibles de alcanzar.
