Charles nunca en su vida se había enamorado, de hecho, dudaba que lo que sentía en ese momento fuera amor, lo sentía más como un deseo asfixiante. Charles anhelaba más que nadie que ese pecoso ingenuo fuera suyo, tan suyo que nada pudiera quitárselo. Sin embargo, había un problema: Sergio era novio de Max, uno de sus grandes amigos. Pero como decía su abuela "ladrón que roba a ladrón tiene 100 años de perdón". Y para la mala suerte de Verstappen, Charles no es ningún santo.