Él era eso que yo deseaba en silencio, cada noche era una tortura para mí, siempre despierto empapada en sudor. Todas las noches tengo sueños candentes con mi jefe, es realmente inevitable. Esa mañana sucedió algo diferente, sentía demasiado calor, como si algo quemara mis entrañas, me abanicaba con las manos para poder sentir alivio. Miles de pensamientos perversos llegaron a mi mente, cerré los ojos y me dejé llevar, imaginaba sus manos recorriendo mi cuerpo y sus labios torturándome de la mejor manera. Abrí los ojos de golpe al sentir su respiración en mi cuello. Sus ojos brillaban con intensidad, me remojé los labios por instinto, un gruñido bajo salió de él. -¿Por qué sigues torturándome de esta manera? -No sé dé qué me habla jefe -murmure. -Puedo escuchar lo que piensas, sé todo lo hay en tu cabeza Lisa, me estás volviendo loco. Mi cara se torna roja en instantes, lo observo marcharse, mi corazón late como loco, ¿acaso eso es posible? Me pregunto a mí misma.