-Estás enamorada de ella -dijo acercándose a mí. -No Ruslana, es una clienta habitual y ya. -No te lo crees ni tú, Chiara -volvió a decir. -Oye guapa -dijo una voz muy conocida, que provenía de la pelirroja que nunca dejaba de mirar- Pon otra ronda, por favor. La inspiración vino a mi cuerpo, puse la ronda y me metí en el almacén, la letra salió sola. Una ronda de más.