41 parts Ongoing El nombre de Darkling no era casualidad. Se decía que la oscuridad se aferraba a sus calles adoquinadas, no solo en las largas y gélidas noches de invierno, sino en el corazón mismo de sus habitantes, una sombra invisible que se tejía en el carácter del pueblo. Las sombras, densas y antiguas, parecían emanar directamente de los imponentes muros de la Mansión Blackwood, una fortaleza de piedra oscura y gárgolas con facciones erosionadas por el tiempo, que vigilaban el pueblo desde la cima de la colina más alta. Los Blackwood eran, sin lugar a dudas, los señores de Darkling, su riqueza tan ancestral y profunda como las raíces de los robles centenarios que rodeaban sus vastas propiedades. Eran la ley no escrita, el poder inquebrantable, la envidia silenciosa de todos. Sin embargo, detrás de esa opulencia ostentosa y ese poder inquebrantable, se tejían hilos de una oscuridad más profunda, una que pronto, e inevitablemente, desgarraría el tapiz cuidadosamente bordado de sus vidas. La historia de los Blackwood era una advertencia, un susurro en los callejones oscuros de Darkling: la fortuna puede ser una bendición, pero también una maldición, y a veces, la sombra más densa reside en el lugar más iluminado.