Confió demasiado que el ragnarok terminaría pronto, confiaba en sus hermanos y dioses. Ver su nombre en la lista provocó que el aliento se salía de sus pulmones, pero lo conocía, más de lo que nadie lo ha conocido, o eso pensaba, ahora se encontraba caminando por ese pasillo repleto de pinturas de viejos amores perdidos, pasando suavemente su mano por la del rey de Esparta, al a ver apretado sus puños con tanta fuerza, su propia sangre dejo rastro en el cuadro cruzando su cuello. Entendía su mala suerte, pero nunca imagino que en una de sus fallidos amores fuera él quien le quitaría la vida a uno de ellos.