❦︎En el susurro de las hojas, en la oscuridad de la noche, Melissa encuentra su refugio, su santuario de venganza. Cada hacha que empuña es una extensión de su ser, una nota en la sinfonía retorcida de su pasado. El filo cortante de sus herramientas es una melodía de dolor y sufrimiento, una canción que solo ella puede comprender.❦︎
❦︎Con cada golpe, cada movimiento calculado, Melissa libera la furia acumulada dentro de su alma herida. Su corazón sombrío es el escenario donde se desarrolla esta danza macabra, donde los ecos de su tormento resuenan en cada rincón de su ser. En cada balanceo de sus brazos, en cada impacto certero, encuentra una pequeña liberación, un momento de alivio en medio de la desesperación.❦︎
❦︎Para Melissa, la venganza es más que un acto de justicia: es una forma de redención, una manera de reclamar su poder y control sobre un mundo que una vez la abandonó. En la quietud de la noche, bajo el manto estrellado, ella es la maestra de su destino, la arquitecta de su propia narrativa oscura. Y mientras sus hachas cortan el aire con precisión mortal, su historia continúa escribiéndose en sangre y sombras, una nota a la vez.❦︎
Al defender a su familia de un asaltante y morir, Alicia es transmigrada a un mundo del matriarcado, donde las mujeres son el pilar y las que mantienen a la familia, mientras los hombres son los que se quedan en casa.
Lo más sorprendente para Alicia no es el sistema en el que se rige la sociedad, los hombres, que no solo son los que dan a luz, si no, que se dividen en dos.
Los oro, la clase baja que tienen tendencia a dar a luz a otros hombres.
Y los jade, la clase alta que tienen tendencia a dar a luz a mujeres.
No solo eso si no que al ser las mujeres un bajo porcentaje, las familias se conforman por un harem de hombres, los cuales no son vistos más que como máquinas de hacer bebés.
La imagen la saque de internet créditos de la imagen a: "Alya".